La historia que terminó

Hace unos días visité a unos amigos, cuando el hijo llegó empezamos a hablar de libros y películas. Die unendliche Geschichte, Wolfgang Peterson-1984 (La historia interminable, Michel Ende – 1979) fue una conversación bastante curiosa porque descubrimos que habían realizado dos películas más, y si la primera se parece poco al libro las otras…

La primera parte (libro y película) trata del viaje que tiene que hacer Atreyu, un -crío-joven guerrero, para salvar Fantasía, su tierra, de La Nada por encargo de La Emperatriz Infantil. Esta narración ocurre al tiempo que Bastian lo va leyendo. Preferí leerlo a la vez, hay quien prefiere leer una historia primero y luego la otra.

Una narración dividida en dos: roja y verde, realidad e imaginación. Simbología de los mundos fácil, que al final de la primera parte se entrelazan con predominio de la fantasía. Como al llegar a la adolescencia que no se quiere vivir el presente. Huyendo a un rincón autoconstruido y perfecto para quien lo reina.

Recuerdo que no entendía que se llamará así, el libro tiene fin y la película también ¿Cómo que interminable? Años después cuando realicé una trabajo para una asignatura en la universidad, volví al libro. En esa ocasión, no lo leí (no me gusta releerlos), simplemente lo investigué y me gustó más porque ya tenía respuestas a preguntas que no pude contestar.

Sobreestimulación hasta dormir

Hace años en una conversación con Ángel, el profesor de ética, nos hizo unas preguntas y luego a cada uno le recomendó leer un libro.

«Un mundo feliz» (Aldous Huxley, 1932) es un relato de ficción futurista y apocalíptico ( estilo Umberto Eco) en el cual la humanidad como tal no existe en la llamada ‘civilización’, situada en Londres . (Este hecho hace que referencie ahora a Dr. Who).

La novela tiene a Bernard y al Salvaje por ‘ protagonistas ‘ de dos culturas que chocan en cuanto a como entienden la vida, la moralidad que hay frente a su inexistencia; el camino fácil que aleja la humanidad de los personas  mediante soma (la droga ) y los vuelve huecos.

El libro da puntos diferentes en los que quiere argumentar el comportamiento de cada personaje, de cómo ha sido condicionado.

Quiza por esto, los personajes no tienen una evolución en sí. Bernard es un funcionario acomplejado, inseguro, vergonzoso y que por una burbuja de ego se convierte en lo que envidia.

No es un crítico de su sociedad, simplemente, es un personaje envidioso falto de valor.  El carácter que quiere presentar se ve reflejado en él de su amigo,Helmholtz, quien crítica porque dislumbra fallos en el sistema que están.

Salvaje, como se refieren a un adolescente nacido fuera de la ‘ civilización’, ha sido críado por una madre que sí pertenece y una sociedad que los desprecia.

Cuando Bernard y Salvaje se encuentran creen que son parecidos por el trato marginal que reciben (aunque Bernard lo recibe por su falta de integración).  Este adolescente se encuentra con Lenina, con quien no consigue entenderse, y se supone que se enamoran. Ninguno sabe lo qué es, y lo descifran de diferente manera sin ningún resultado más que el horror por lo que es el otro (Lenina, una mujer experimentada y un Salvaje, que no entiende la naturalidad de la sexualidad).

Es un libro que no me ha gustado leerlo, quiza por su visión del mínimo esfuerzo con el acostumbrado premio; porque es un mundo irreal en el cual todo placer es bienvenido, aunque se haya desfigurado el sentido de cualquier emoción.

Aunque encuentro interesantes algunas ideas planteadas, como el sentido de unidad o la normalidad de temas como la vida sexual de cada <individuo> o la muerte mientras que hablar de padres o religión es obsceno. De la misma manera, encuentro inquietante que alguien vea así un futuro tan deshuminanizado y no sé si cierto.

 

 

 

Grandes, pequeños, cuentos

Tenía curiosidad por leer Chéjov, lo busqué. No voy a decir que sin parar, pero casi. Había escuchado buenas críticas que apremiaban a leerlo.

Después de algunos años sin encontrarlo poco antes de verano: me lo regalaron. Fue sorprendente.

Cuentos breves, como esperaba. Sin embargo, contaba con que trasladan a un pequeño mundo, en el tiempo que dura un anécdota. Contando lo justo.

Aunque en ocasiones lo que no estaba escrito, lo que daba a concluir la línea de pensamiento, era más sobrecogedor. Esto hacía más privada la lectura.

Chéjov escribe en el siglo XIX más bien describe la sociedad rusa como es la ideología y religiosidad del momento.

En las diferentes tramas, Chéjov narra momentos puntuales de personas que no tiene más valor que la de dar prueba de que es así la vida rusa rural tan separa y desamparada de la justicia.

O cómo de fácil es un matrimonio entre extraños unidos por el interés o que al no realizarse tal encarcelamiento se quiere el ostracismo social.

También hace referencia al deseo del hombre de casarse con una bella, simpática y sumisa joven. Al igual que a las ganas de ser un crápula sin peor fortuna más que la de perder en algún juego.

En su totalidad son textos que precisan hechos, que ha de ser escrito porque no se debe obviar la realidad romántica que se entrevé sus historias, aunque parezca contradictorio. La narración que desarrolla es una defensa por el amor desleal, perdido, dudoso, propio, ilusionado o desesperado. Incluso al amor que se teme.